El eterno femenino, la base de nuestra lucha feminista.

 

“Voy a ponerme a cantar

el muy famoso corrido

de un asunto que se llama

el eterno femenino,

y del que escriben los sabios

en libros y pergaminos”

—Corridos

Rosario Castellanos

 

Existen ideologías combativas al feminismo que expresan que el movimiento citado es contemporáneo, resultado de la revolución sexo-genérica y la visibilidad legal que se le ha dado. Enuncian que ese movimiento perturba el orden social y familiar del país al exhortar a las mujeres a emanciparse de la cobertura masculina.

Quiero destacar que en el año de 1975 se publicó la obra: “El eterno femenino”, autoría de la poeta y escritora Rosario Castellanos. La historia, cuya ambientación transcurre en un salón de belleza de alta categoría, está centrada en visibilizar los problemas de ser mujer en un mundo hecho para hombres.

Haciendo uso de su excelsa narrativa y de la sátira social, Castellanos recrea a una mujer en apuros, cliente de la estética, porque se trata del día de su boda y ella, como marca la norma, debe arreglarse para verse atractiva para el novio.

Rosario, poseedora de una mente libre de cadenas, ya denunciaba con sus letras la opresión patriarcal que padecían las mujeres de su época y las de épocas anteriores. En esta obra, por ejemplo, y a través de diversos viajes que hace la protagonista a distintos puntos de la historia, evidencia las violencias que padecían las mujeres, como infidelidades, aislamientos, sometimiento, violencia económica, discriminación, dependencia y sumisión al marido y demás actos violentos que aún hoy en día padecemos las mujeres.

El eterno femenino fue la única obra teatral que la autora compuso y fue publicada a manera de homenaje debido a que falleció un año antes de la publicación. El objetivo que Rosario perseguía al escribir esta obra de teatro era llegar a muchas mujeres y concientizarlas sobre los actos violentos de los que eran víctimas.

Cada acto es aderezado por unas gotas de comicidad que aligeran la carga del tema principal de la obra. Es de esta manera, que Rosario, suaviza la grave situación de la misoginia en México. Mas no por ello la autora coincide con aquel credo opresor.

A lo largo de la obra, Castellanos le da voz a personajes femeninos reales como Sor Juana, la Malinche, Eva, Josefa Ortiz de Domínguez, la emperatriz Carlota, Rosario de la Peña, la Adelita; a quienes osa reivindicar del grotesco trato que les ha dado la historia formal patriarcal.

La parte sorpresiva de la obra, que recae en la justificación de la misma, es donde Rosario se cita a sí misma y se describe como “quien reniega de la misión que le ha confiado la naturaleza. Su cobardía se palpa cuando aprovecha la circunstancia de hallarse fuera del país y, al creerse por eso más allá del bien y del mal, fuera del alcance de la crítica, a salvo de las represalias de las personas decentes” y es que ocurre que Rosario escribió El eterno femenino mientras vivía en Tel-Aviv.

Dentro del mismo acto, define su propia obra, como “en contra de la mujer… un ataque dirigido a la abnegación de las madres; contra la virtud de las esposas; contra la castidad de las novias… contra los atributos en los que se fincan nuestras instituciones: la familia, la religión, la patria”, esto lo logra a través de Lupita quien en el tercer acto se presenta como una mujer letrada y docente pero aún encadenada por los prototipos patriarcales.

La familia, la religión, la patria, las tres instituciones que nos han subestimado por el solo hecho de ser mujeres. Y el ataque que realiza a través de esta historia lleva por finalidad obtener libertad.

Con esta maravillosa secuencia de escenas, la escritora muestra su maestría para el proceso creativo y la apertura a la crítica sobre sus obras. Crítica que intuía llegaría por parte de la sociedad conservadora de México.

El eterno femenino se ha convertido en un referente feminista para las mujeres que hoy seguimos luchando por la equidad de género y por el alto a la violencia en contra nuestra. La lucha no es algo nuevo ni algo inventado por las mujeres del siglo XXI, es algo que, muchos años antes, otras mujeres, visionarias y libres, lo expusieron y combatieron para intentar derrocar al sistema patriarcal opresor.


Comentarios