Amparo Dávila: creadora del misterio y del terror psicológico

 


La atmósfera que la escritora Amparo Dávila crea en sus cuentos hace que sus lectores nos mantengamos expectantes durante el desarrollo de la historia. Amparo envuelve sus relatos en intriga pura y nos los obsequia para que podamos ampliar nuestra visión sobre la vida.

El terror de los textos de la escritora en cuestión estriba en el misterio y en el espejo que coloca en sus letras para que observemos nuestros rostros, esto de acuerdo al análisis realizado a los relatos: Alta cocina, Señorita Julia, El espejo y Moisés y Gaspar.

I. Alta cocina es un relato en el que nunca se nos devela que seres protagonizan la agonía —yo imaginé grillos o quizá ranas— y es el recipiente de toda la crueldad de la cocinera y de los habitantes de aquella casa donde acontecen los hechos. Nadie hace nada por evitar su sufrimiento. Más esa omisión, ahora, podría parecerme cómica dado que si nadie hace nada por evitar el sufrimiento de sus pares, cómo podemos esperar que lo hagan por detener la pesadumbre de otra especie.

La maestra Dávila nos habla de la indiferencia que padecemos ante nuestro prójimo. Ver sufrir a niños, niñas, mujeres y hombres, es el pan de cada día de nuestro país y, sin embargo, un ensimismamiento nos invade y nos impide actuar en favor del desfavorecido. Ensimismamiento causado por mil razones —redes sociales, trabajo, familia, etc. — pero que bien puede ser llamado egoísmo. Justificado o no, este egoísmo comenzó a cobrarnos factura y como ejemplo pondré los crudos feminicidios que padecemos desde hace ya varios años.

En Alta cocina, Amparo describe la impotencia que nos invade cuando no podemos actuar ante una causa injusta, tal como le sucede al protagonista. La descripción, entonces, de la injusticia que padece el débil por el fuerte surge impecable de su pluma para invitarnos a la reflexión: ¿Estará justificado el padecimiento de algunos animales tan solo por alimentarnos? Y asociándolo a los seres humanos: ¿Será válido ver sufrir a nuestros pares y solo cubrirnos los oídos para no escuchar dichos lamentos?

II. Señorita Julia es un cuento en el que, la protagonista vive sola y de pronto comienza a escuchar ruidos de animales que ella cree, son ratas y esto la conduce a la locura. 

La maestra del misterio, crea un personaje femenino para retratar el estilo de vida de las mujeres de su época que cumplían roles sociales establecidos por la sociedad.

Me inclino por pensar que, si bien sería anacrónico situar a Amparo Dávila como feminista, fue una persona de amplio criterio que pugnó, sin proponérselo de forma explícita en sus textos, por los derechos y la libertad de la mujer. Por ello, en este relato, la autora nos exhorta a comprender que una mujer que no es libre y vive sometida, corre el riesgo de perder la cordura.

Señorita Julia es un cuento que bien puede situarse en la época actual y entonces, nos permitiría comprender el por qué una mujer cae en, la ahora llamada, histeria[1]. Se trata de mujeres que padecen presión social por no estar casadas a cierta edad o por no querer ser madres; o bien, las que no son libres de tomar decisiones por sí mismas porque por ellas decide el marido o el padre o la madre. En fin, ejemplos de mujeres en situación de algún tipo de esclavitud hay diversos.

Aunado a esto, las mujeres son víctimas del prejuicio, de los falsos testimonios que otras personas dan de ellas. Son expuestas tácitamente a la crítica. Todos estos factores las conducen a hallar aquello que dicen ver u oír para demostrar que tenían razón, aunque solo se trate de una alucinación, tal como le pasó a la protagonista de esta historia.

III. El espejo es un cuento donde Amparo Dávila magistralmente usa las figuras de dos personajes una madre y a su hijo. Encariñados el uno con el otro, se dedican religiosamente al cuidado entre ellos. Esta historia se desarrolla en un cuarto del hospital Santa Rosa, donde la madre está internada por tener una fractura en la pierna.

A cierta hora de la noche, a la madre le aterra mirar el espejo que se sitúa en el ropero del cuarto y se lo comunica a su hijo. Cuando éste se queda con ella para corroborar lo que le ha contado, ambos se horrorizan al ver el mismo fenómeno en el espejo: lo deshabitado, lo oscuro.

Amparo nos regala en este texto la reflexión sobre una vida vacía, sin rumbo, sin expectativas. Pienso que cuando alguien es consciente de que su vida es tal, cae en un intenso terror. No creo que haya peor miedo y desolación que padecer un vació existencial, pues al no poseer propósito de vida se experimenta una pérdida del placer.

Tal parece que la madre perdió sentido de vida al perder a su marido, y el hijo vive a las faldas de la madre. Tampoco posee vida propia, pues en la historia se describe como un hombre que solo se dedica al trabajo y a su madre, ¿por qué no tendrá pareja? Pienso que es por el miedo a traicionar a su madre abandonando la tradición familiar impuesta.

IV. Moisés y Gaspar. Bajo la premisa: “Podríamos haber dado mil vueltas y llegar siempre al punto de partida”, la maestra del misterio nuevamente nos hace reflexionar sobre un tema de vida polémico: el destino.

José se entera de la muerte de Leónidas y acude al departamento del finado para finiquitar las últimas cosas que dejó pendientes. Dentro de la herencia que le deja a José, hay dos seres: Moisés y Gaspar. No nos revela la autora de qué especie son —yo imaginé gatos— más, dichos seres poseen sentimientos y hasta actitudes humanas. Además de que son ellos quienes poco a poco le van arruinando la vida al protagonista.

¿Será que José habría podido evitar dichas vicisitudes con esos seres? ¿Será que somos seres predestinados o será que podremos construir nuestro destino? El protagonista de esta historia parece aceptar con total sumisión su destino y vivir, pese a todo, con la compañía de los dos seres que pertenecían a Leónidas.

Desde el personaje de Leónidas, la maestra Dávila nos permite reflexionar sobre aquellos actos que hacemos y que afectan, positiva o negativamente, la vida de otras personas y que, paradójicamente,  a veces ni nos enteramos.

La desesperación inunda a José por la convivencia que debe tener con esos dos seres. Se resigna a comprender que Leónidas no lo hizo por afectarlo, porque si lo hizo, fue porque así tenía que ser.

 

Concluyendo, los cuentos analizados para este ensayo, y en general la obra de la maestra Amparo Dávila, pueden analizarse desde el punto de vista social, psicológico, cultural y demás, lo cual considero totalmente válido para el estudio de cualquier texto. También pueden comprenderse desde el enigma de la metafísica y dejarnos envolver por el terror psicológico inmerso en cada historia.

 



[1] Estado de intensa excitación nerviosa, provocado por una circunstancia o una situación anómala, en el que se producen reacciones exageradas y que hace que la persona que lo padece muestre sus actitudes afectivas, llorando o gritando.

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