Foto: El confidencial.
Recuerdo con mucha gracia la vez que, en una presentación de mi libro Concepto de Feminicidio: Reconociendo las violencias que lo conforman, en la Alameda central, inicié diciendo que nosotras éramos violentadas desde el transporte público cuando los hombres se sientan con las piernas abiertas, a todo lo que pueden y el espacio que nos dejan a nosotras es mínimo.
Muchos hombres se molestaron por ese comentario, y justo eso
es lo gracioso porque a pesar de que lo hacen, se molestan cuando una mujer se los
refleja.
Este acto cotidiano y hasta naturalizado, es una forma de violencia
que padecemos a diario y no solo en el transporte público, en realidad se puede
sufrir en cualquier espacio donde nos toque sentarnos a lado de un tipo cuyos
enormes testículos no le permitan cerrar las piernas para no encimarse en
nosotras y así, dejarnos un espacio adecuado para sentarnos.
Este micromachismo, Manspreading,
puede traducirse como “despatarramiento masculino” y se ha hecho tan popular
que ya fue incluido en el Diccionario de Oxford de la lengua inglesa.
Más allá de ser una horrible forma de sentarse, es la manera
simbólica que tienen de decirnos que el espacio público es de ellos. Ellos invaden.
No les importa que nos moleste el roce de sus piernas, lo ven natural porque se
saben en su espacio y si no nos parece, podemos cambiarnos de lugar; algo
impensable es que ellos cierren las piernas y se sienten de modo adecuado.
Nosotras somos invalidadas al momento de tener que sentarnos
con las piernas bien cerradas o cruzadas, porque de lo contrario, somos mal
vistas: “¿Ya viste a esa vieja sentada
con las piernas abiertas? ¡Qué vulgar!” “Siéntate como señorita, cierra las
piernas”… ¿Y qué hay sobre ellos? … “Se
sienta así porque es hombre”.
Imagina un hombre sentado con las piernas súper abiertas y a
una mujer a su lado con las piernas súper cerradas porque no tiene espacio para
moverlas un poco ¿Ya la tienes? Bien… SE TRATA DE UNA REPRESENTACIÓN GRÁFICA DE
CÓMO ELLOS ESTÁN EN EL ESPACIO PÚBLICO Y NOSOTRAS EN EL PRIVADO. Es la
representación gráfica de “Yo soy el importante” “Es mi espacio” “Tú te adaptas
a él si quieres permanecer a mi lado” “Yo soy el que manda” y demás.
Ese acto tan simple pero altamente violento, es un recordatorio para nosotras de que seguimos luchando por obtener nuestros espacios en un mundo patriarcal y misógino.
Y todavía se atreven a decir: "Si no quieren salir embarazadas, cierren las piernas" los que deberían cerrar las piernas y respetar nuestros espacios, son ellos.
Un gran artículo como siempre! (:
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