¿Rosa, azul? La dificultad de vivir constantemente en una dicotomía.

 




Desde antes de nacer, el sistema comienza a condicionarnos con los colores adecuados a nuestro sexo. Los regalos para el bebé que está por llegar, tienen que ser, cosas rosas si se sabe que será niña, azules si será niño o amarillas, si se desconoce el sexo. Ahora ya existen las granadas de humo que revelan el sexo del bebé, no esperes colores diferentes, o es rosa o azul.

Esta sociedad nos ha impuesto vivir en una dicotomía todo el tiempo: bueno-malo; rosa-azul, rico-pobre; cielo-infierno; inteligente-tonto; femenino-masculino y demás. Si algo se sale de estos preceptos estipulados, no encuentra lugar en la sociedad. Los términos medios son mal vistos, juzgados y desplazados del entorno.

Nosotras las mujeres somos programadas, desde pequeñas, para desempeñar los roles sociales que atañen a nuestro sexo. Es decir, nacemos con vagina y entonces los juegos destinados a nosotras son: la cocinita, la planchita, los bebés, las princesas, el juego de té, maquillajes, etcétera. Incluso hay caricaturas y películas enfocadas, claramente, a las niñas. Donde los roles se hacen presentes.

Para ellos, también hay programación: juegos de futbol, dinosaurios, las pistolas, el del químico, los carritos, juguetes para armar, los superhéroes y demás. Desde pequeños, se les instruye para ser proyectados al espacio público, es decir, a las empresas, son inclinados al éxito. Nosotras, somos educadas para el espacio privado, la casa, los hijos y los deberes propios de la familia.

No hay medios. Si alguien decide posicionarse en medio, es juzgada. Yo, de pequeña, gustaba jugar futbol con mis primos y no faltaba “el gran hombre”, pariente también, que me decía que esos eran juegos de niños y que yo parecía machorra jugando eso. Aunque claro, también había mujeres que hacían comentarios despectivos al respecto.

Para mí, como espero que para muchas otras mujeres, nunca ha sido fácil encasillarme en lo rosa; eso me valió críticas y rechazo. Ahora me es valioso para saberme capaz en el espacio público. Siempre dando codazos a los machos para que no empañen mi camino, desgasta, pero al final es como he podido abrirme espacio en un lugar considerado solo para ellos.

A los niños que deciden jugar con muñecas, los catalogan como homosexuales. ¿En serio? ¿A un niño que solo busca jugar? Quizá si los dejaran experimentar sobre el cuidado de un muñeco que funge como bebé, de grandes podrían y querrían ejercer una paternidad responsable. 

Los juguetes, la ropa, los juegos, las películas, todo nos va condicionando y programando para la vida adulta. La dicotomía se hace presente.

A las niñas las inducen a ser sutiles, delicadas, femeninas, tener el cabello largo, ser sensibles, necesitadas de protección, etc. Mientras que a los niños les inducen a ser valientes, fuertes, temerarios, protectores, tener el cabello corto y demás.

La parte intermedia queda fuera y muchas personas prefieren hacer como que no existe, antes de darle un lugar en el medio social. Lamento romper sus erróneas ideas preconcebidas, pero la parte intermedia existe, hay personas que no se asumen ni de un sexo ni del otro. No encajan en un género ni en el otro y por eso contamos con la existencia de personas intergénero, transgénero, transexuales, pansexuales y demás. Tan solo España ha reconocido la existencia de treinta y siete géneros[1].  

Los humanos somos tan diversos, que es algo hermético catalogarnos en exclusivamente dos géneros. Únicamente aclaro que cada uno de estos géneros vive su propia lucha, así como discriminaciones, muy independiente a la feminista.

La lucha feminista está compuesta por guerreras que peleamos por la obtención y respeto de nuestros derechos como mujeres; exigimos romper el yugo de la sumisión y reclamamos un cese a la violencia ejercida contra de nosotras, nada más por ser mujeres.

Lo cierto, es que ningún género debe catalogarse como “enfermedad mental” obedece exclusivamente a la diversidad, a lo plural, a las diversas manifestaciones del género humano y si lo vemos así, quizá el rosa y el azul, se conviertan con el tiempo, en una espantosa leyenda de terror.

 



[1] Mediterráneo digital. España ya reconoce oficialmente 37 géneros y 10 orientaciones sexuales. Recuperado de: https://www.mediterraneodigital.com/sexo/s1/generos-orientaciones-sexuales

 


Comentarios

Publicar un comentario