#8M - Por un futuro violeta.


 

¿Cómo podría ser una fecha de festejo si al día asesinan a diez mujeres al día? Los feminicidios, producto de las violencias impunes que vivimos en la gran mayoría de los sectores, siguen encabezando la lista de muertes violentas de mujeres en nuestro país.

Desde 1977, año en que tuvo lugar la primera manifestación feminista para denunciar la desigualdad de derecho entre los sexos, así como la despenalización del aborto y la libertad sexual, las manifestaciones no han cesado y es que… las violencias y omisiones de derecho, tampoco.

Todas las mujeres que nos hemos dado cuenta de las falacias informativas que hay detrás de las noticias amarillistas donde denuncian a las mujeres que nos manifestamos como: “violentas”, “destructoras del patrimonio histórico” y demás; sabemos que la lucha feminista va más allá. Es un diario vivir que nos hace posicionarnos en contra de todo acto misógino: desde un “chiste” hasta un “feminicidio”.

Un hombre, después de una presentación de mi libro “Concepto de feminicidio: Reconociendo las violencias que lo conforman”, se acercó a mí para decirme, con cierto orgullo, que él había sido criado por su madre y abuela y, por lo tanto, no se consideraba machista. Creo que no alcanzaba a dimensionar que su problema era por una paternidad ausente. Además, añadió que estaba en contra de la destrucción de monumentos porque al haber sido construidos por hombres y por la representación que manifestaba, nosotras no respetábamos la sangre por la cual habían sido erguidos.

Ciertamente, los monumentos son una representación social, por ello en las guerras son lo primero que se destruye y esto, es una guerra. Una lucha constante en contra del sistema patriarcal que nos oprime, un sistema que se representa perfecto en los nombres de las calles y, por supuesto, en los monumentos.

Por ello la pinta, por ello la destrucción. Sí, son un emblema social e histórico, por eso mismo se destruyen, en cualquier guerra y la feminista, no es la excepción.

Escucho a mucha gente opinar “No son las formas” “Pitando monumentos no van a conseguir nada”… lo cierto es que ya hemos conseguido mucho. Por ejemplo: la incomodidad social. Con eso podemos asegurar que habrá un cambio, paulatino, pero lo habrá y será reflejado en los nombres de las calles y de los monumentos.

La Glorieta de Colón, dónde se alzaba la imagen petrificada de Cristóbal Colón, representaba la conquista religiosa de la que fuimos sujetos como nación. Uno de los Frailes (porque tenía 4) era Pedro de Gante, quien abrazaba una cruz, símbolo de la evangelización de los indios.

Hace poco, un grupo feminista decidió quitarlo y, en su lugar, colocar la figura de madera de una mujer con el puño izquierdo levantado, porta vestido y está pintada de morado. La rebautizaron como “Glorieta de las mujeres que luchan”. Una efigie actual que representa mucho mejor la problemática actual que padece México respecto a las mujeres.

Sin embargo, el grueso de la población, muy conocedora de la historia, se opuso y criticó el evento valeroso de las mujeres, demeritando nuestra lucha.

Por eso siguen las manifestaciones, para seguir visibilizando la falta de libertades, equidad y derechos que nos siguen siendo negados; como aquellos cuya injerencia es solo nuestra por tratarse de nuestro cuerpo, todavía quieren decidir por nosotras aquellas personas que defienden la maternidad forzada; o bien, los grupos que defienden el sometimiento de la mujer al marido o las ideologías que manifiestan, retrógradamente, que los hombres poseen mayor capacidad intelectual y por ende, mayores derechos.

Mientras haya quien siga manifestando y alardeando de la supremacía masculina, habremos mujeres luchando por extinguir esas ideas malintencionadas y erróneas.

¡Por un futuro violeta!

 

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