¿Ser o no ser sorora?

 


Imagen: Seprojoven.org


La marea violeta trabaja para crear lazos sororos entre nosotras como un acto de resistencia al pacto patriarcal.  Fomenta la protección entre mujeres, esto debido al acoso callejero, a las violaciones que se han dado en el contexto urbano y en general, a la violencia que se vive en las calles.  Otro de los fines de practicarla es apoyar los proyectos de otras mujeres, esto debido a la discriminación que vivimos en el mundo gobernado por hombres.

Entonces ser sorora, es respetar y no juzgar las decisiones de otras mujeres. También, no ser partícipe de chistes o comentarios machistas como “bromas”, que afectan la integridad de otra mujer, en relación con su cuerpo, a su trabajo, a su labor de ser madre y demás.

Dice Marcela Lagarde que es una forma cómplice de actuar entre mujeres, para que nos aliemos, trabajemos juntas, empujemos las agendas y los movimientos.

Iniciar a practicar la sororidad podría no ser empresa fácil, ya que nos han enseñado a competir entre nosotras. Desde niñas nos enseñan a querer destacar entre las demás, por ser la más bonita, la mejor portada, la de mejor calificaciones, la del vestido más lindo, etcétera. Esto solo es una trampa del sistema para hacernos enemigas.

Esta trampa da como resultado el que muchas mujeres digan: “me llevo mejor con los hombres que con las mujeres”  “los hombres son más relajados que mis amigas” “confío más en ellos porque ellas son medio chismosas” “esa es una roba maridos” “es una zorra” “como es la secretaria es la puta del jefe” “está celulítica” “es una gata”…  

Lo primero, mirar a las otras mujeres como tus iguales, escucharlas, apoyarlas, no competir con ellas. Piensa que si ellas llegan a un puesto de poder, están representando a nuestro género y abriendo brecha para que tú también llegues alto.

Las mujeres no somos zorras ni roba maridos, esos comentarios sexistas deberíamos desaparecerlos de nuestro vocabulario y dar la responsabilidad a esos hombres de haber sido infieles. Si bien, no toda la culpa será de él, pero tampoco de ella. Entonces, no tenemos que ser tan estrictas al momento de hablar de una mujer que tiene una relación con un hombre que era casado, ella tendrá sus razones.

Otra cuestión relevante es, si te encuentras en una reunión donde una mujer está siendo acosada con comentarios o bromas que la hacen sentir incómoda, bien puedes apoyarla pidiendo que paren. Deja de ser aliada del patriarcado y forma parte de tu manada.

Respetar la vida sexual de tu amiga, amora, compañera de trabajo y demás, se vuelve vital para crear relaciones de confianza y amabilidad. No veas a la otra mujer inferior solo porque no compaginas con su estilo de vida.

La sororidad hoy en día se ha vuelto indispensable para nosotras, para poder destacar o sobrevivir. La hermandad que podamos tejer con otras mujeres siempre nos beneficiará y nos hará más fuertes.

Ahora bien, hasta qué punto es sano mantener una relación sorora. Tampoco es mi postura idealizar a todas las mujeres o todas las relaciones que podamos tejer con ellas, pasa que no puedo definir a una mujer como buena persona únicamente por ser mujer. La sororidad tiene un límite y esté es cuando la otra mujer no es empática contigo, no te da lo mismo que tú a ella, te ofende, te lastima, te genera problemas y demás, es momento de terminar pacíficamente con esa relación.

Cada mujer estamos construidas de todo lo que hemos absorbido en la vida: experiencias, educación, instrucción, ideología, etcétera. Entonces, habrá con quien no compagines y sea tortuoso mantener una relación; saber decirle adiós y recordarla con cariño será lo más sano para ti. Con esto no quiero decir que, el no compaginar, sea motivo para una pelea, para hablar mal de ella, para cerrarle puertas. Nada de eso, simplemente no permitir que aquella otra mujer traspase tus límites para una sana convivencia afectando tu autoestima. Porque esto es parte del amor propio y sí, la sororidad es importante, pero es lo es más el amor propio que todo lo puede.

Practicar la sororidad es un ejercicio que bien podría abrirnos muchas puertas con nuestras iguales, con las demás mujeres que también se encuentran navegando en la marea violeta.


Y tú... ¿Decides ser o no ser sorora?





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