Regreso al pasado solo para evidenciar que las feministas
tenemos historia, no somos nada nuevo, cargamos el orgullo de épocas pasadas. En
todo tiempo pretérito han existido esas mujeres violetas que luchan por nuestros derechos. Tal y como lo hacemos ahora.
Francia 1791, se publica la Declaración de los derechos de
la mujer y de la ciudadana, escrito, por supuesto, por una mujer. ¿Ya saben que
todo lo logrado para nosotras ha sido propuesto por nuestras pares, verdad?
Jamás un hombre ha creado cosa semejante en pro de nuestros derechos.
Le heroína de la que te quiero hablar hoy: Marie Gouze cuyo pseudónimo
era Olympe de Gouges, fue quien escribió y publicó los derechos de la mujer en
una Francia donde no se permitía el divorcio y además, todavía había compra-venta
de esclavos. Ella se opuso a la esclavitud y abogó por la supresión del
matrimonio.
Considerada una feminista revolucionaria por proponer la
igualdad entre el hombre y la mujer, defendió el derecho al voto y al trabajo
público de las mujeres. Estableció que también tenían derecho al acceso a la
educación y a la igualdad de poder en la familia y en la religión. (Cosa que
aún no sucede)
La religión sigue siendo el medio más machista y controlador
hacía nosotras. Es un instrumento de opresión que el hombre usa para seguir
ejerciendo poder sobre nosotras. Dicen ellos que las mujeres no somos llamadas
para ser pastoras, bueno si estamos casadas sí, porque el marido es quien
respalda el ministerio, pero una mujer soltera no puede. Nos siguen pintando
como esa parte indefensa y débil de la creación que necesita un hombre fuerte
que nos cuide. Además, somos las más hermosas cuidadoras y paridoras puestas a
disposición del hogar y de los hombres.
Mientras esa postura no cambie, la religión seguirá siendo
nuestra enemiga; igual que en los tiempos de los apóstoles donde, por cierto,
se omite el ministerio de María Magdalena y prefieren tomarla por prostituta;
igual que en los años 1200, 1700, 1900, 2000, 2020…
Olympe fue escritora de obras de teatro, la más destacada
fue L’esclavage des noirs[1]
cuyo objetivo era evidenciar la vida de los negros como esclavos y pugnar
por su abolición. Esto le llevó a enfrentarse a la corte versallesca y a ser
prisionera en la Bastilla.
Cuando publicó la Declaración de los derechos de la mujer y de
la ciudadana, fue porque ya existía la Declaración de los derechos del hombre y
del ciudadano; ella se cuestionó por qué solo se hablaba de los derechos de
ellos y no de los de ellas, siendo que hombres y mujeres poseían igualdad,
según la razón.
Ella, como la lucha feminista de hoy, propuso y luchó por la
emancipación de la mujer en aspectos legales, en relación con el varón; pugnó por mirar a la mujer como un ser
racional e independiente y por supuesto, por una vida digna e igual en
condiciones que la de los hombres.
Ser una mujer como Gouze o como todas aquellas que nos abren
el sendero del pensamiento, causa miedo al macho. Por eso nos atacan, porque
saben que somos imparables, luchadoras y persistentes en nuestra causa. Tenemos
bases y argumentos y ellos usan su única arma posible: aniquilar a las mujeres
que se atreven a contradecirlos.
Marie Gouze fue llevada a la guillotina en 1793, por crear
el Comité de Salvación Pública y ayudar a los Girondinos[2].
Fue hasta después de 1945 que se reconoció su liderazgo feminista. En la
actualidad sus obras de teatro son puestas en escena y muchos colegios y plazas
de Francia llevan su nombre.
El punto de partida para marcar un cambio en la vida de las
mujeres es el cuestionamiento y la incomodidad que nos cause el sometimiento
social, religioso, laboral, institucional y/o familiar, porque entonces
podremos alzar la voz y exigir nuestros derechos como seres independientes
y racionales que somos.
Gouze escribió parte fundamental de nuestros derechos en el año mil setecientos y trescientos años después, seguimos luchando por ellos.
[1] La
esclavitud de los negros.
[2] grupo
político moderado y federalista de la Asamblea Legislativa y de la Convención
Nacional francesa, que estaba compuesto por varios diputados procedentes de
Gironda. Pertenecían, en su mayoría, a la burguesía provincial de los grandes
puertos costeros
Gracias por traer al presente huellas femeninas que marcan la historia
ResponderEliminarGracias a ti, querida, por leerme
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