Karen y Adriana: hermandad nacida el día de sus feminicidios.


 

“En el 2016 hallaron los cuerpos de Karen (19 años) y de Adriana (52 años) cada uno en una maleta, en el Tejocote, San Mateo Nopal”.


En el 2016, Naucalpan, un municipio del Estado de México, se consternó al enterarse del hallazgo de dos cuerpos en San Mateo Nopal. En el año 2021 los feminicidios aumentaron un 7.1%  en tan solo los primeros cinco meses. Ninguno de estos crímenes de odio han quedado en el olvido, si bien de alguno ya se obtuvo algún tipo de justicia, de otros no y por ello, la lucha continua. 

#HastaQueLaDignidadSeHagaCostumbre


Karen.

Practicaba capoeira y fútbol americano. Cabello rizado y desobediente, suelto, dispuesto a moverse por donde le llevara el viento;  abundante y vasto como su sonrisa. Mirada altiva, fija en sus objetivos, a la vez deslumbrante y eterna. Labios gruesos y rojos como queriendo gritar su existencia. Mujer entregada al entrenamiento físico por gusto y también, por qué no, para obtener el sustento. Era parte del equipo de trabajo Curves y estudiante de la UNITEC. Además de esto, era hija, amiga, hermana, tía, nieta, sobrina y demás.

A sus 19 años poseía un plan de vida que iba en dirección contraria a la muerte. Deseaba acumular más experiencias, fracasos y éxitos. Buscaba una maleta para guardar sus anhelos y volar por la vida sin cadenas, sin opresiones, sin el machismo y la misoginia que se vive en nuestro país.

Mujer de ardiente sonrisa la cual fue, cruelmente, apagada. Era una mujer apasionada, por el solo hecho de ser mujer, emanaba fuerza e inteligencia. Su cuerpo vejado y con señales de asfixia, fue introducido en una maleta, como la que ella deseaba para guardar sus anhelos, pero a alguien más se le ocurrió que sería mejor usarla para esconder su cuerpo lacerado. Nada podrá sustituir el brillo que de su ser se desprendía. Nada podrá llenar el vacío que deja entre los brazos de su madre.

Adriana.

A lado de la maleta que contenía el cuerpo de Karen, estaba otra cuyo contenido era el cuerpo de Adriana de 52 años e incapaz de comprender el hecho de su feminicidio. Padecía una enfermedad mental; eso no le disminuía su ser mujer, era alegre, amiguera y empática; tanto que una de las teorías de este doble feminicidio es que, ella se percató de la agresión que sufría Karen y quiso ayudarla, no comprendió que estaba poniendo en riesgo su vida. Ella solo quería ayudar a una hermana. Ahora no habrá nada que llene de alegría la vida de sus familiares y amigos en duelo.

Juntas en la lucha fueron vencidas pero jamás olvidadas.

Colectivos feministas de México luchan junto con ellas para obtener justicia, esa acción tan inalcanzable en nuestro gobierno, tan lejana, tan impropia del pueblo.

Las teorías no alcanzan a reseñar si ambas mujeres intercambiaron alguna palabra, alguna seña o un apretón de manos. Lo cierto es que una quiso ayudar a la otra. Un acto valiente propio de la hermandad feminista que resulta incuestionable.

 “Te prometo que te honraré, te dignificaré y te amaré por siempre”.
-Becky Espinoza de los Monteros.
Mamá de Karen.

El asesino: Un hijo sano del patriarcado.

La sentencia: Prisión vitalicia por feminicidio.

 

En memoria de Karen Esquivel y Adriana Hernández.
Asesinadas en Naucalpan, Estado de México, en el 2016.

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