Solo hay una justificación por la
cual una mujer no detecta que padece violencia: ha naturalizado tanto los actos
violentos que ignora que es víctima. Esto no es culpa suya. Ya que nuestros
entornos culturales, religiosos y, muchas veces, familiares, nos enseñan, desde
que somos niñas, a vivir/soportar ciertas acciones por amor; aunado a lo que se
nos obliga a ser: femeninas, obedientes, sumisas, delicadas, cariñosas, tiernas,
sensuales y demás; más lo que nos obligan a hacer: la limpieza, la comida,
lavar ropa, lavar trastes, tener hijos, ser la cuidadora de los enfermos, estar
detrás de un “gran” hombre, mantener unida a la familia, estar en casa para que
esta siempre luzca bien, etcétera. Sí, en efecto, todo esto es el sistema
patriarcal que tanto nos ha sometido.
Por ello, si una mujer que es
víctima ignora que lo es, no es su culpa, todo lo ha adherido al “así debe ser”
y por ello ve natural los actos violentos y mira grotescos los actos de la
lucha feminista.
Sin embargo, se dice que siempre
hay una luz al final del túnel, una mujer siempre podrá reivindicar su postura
sobre la ideología feminista una vez que se entere de que esta es liberadora y que
siempre está a favor de la mujer.
Si tu pareja te grita, golpea los
muebles cuanto discuten, te deja de hablar, te jala del brazo para que no te
vayas, jala tu cabello, lamento decirte
que eres víctima de violencia intrafamiliar.
Si en esa relación a tu pareja le
gusta “jugar” contigo a pegarte, si bebe y se torna violento, si te ridiculiza
frente a un círculo social sea familiar, laboral o amistoso, si hace bromas
respecto a tu aspecto o forma de ser, si te pone apodos, si te muerde, si
minimiza lo que haces o lo que gustaría hacer, si interrumpe tu diálogo por
contar algo de él, eres víctima de violencia.
Si te prohíbe trabajar o bien, te
quita tu sueldo, si no te permite comprar ropa, zapatos, maquillaje, si
controla todo el dinero que tienes en la bolsa, si de coraje rompe tu
computadora, tu celular, quema tu ropa, si te dice que estás loca, si te dice
que sin él no vas a lograr nada en la vida, eres víctima de violencia.
Si tu pareja te controla para que
no te embaraces o te obliga a embarazarte, si te dice que debes tener relaciones
sexuales diarias con él, si te somete, si te chantajea para que accedas a tener
sexo, si cambia su actitud cuando te niegas, eres víctima de violencia.
El agresor puede ser violento al
momento de someter o bien, puede ser sutil, tan sutil que la mujer podría
pensar que todo lo hace por mero amor. Te pongo un ejemplo:
“Te amo y te deseo tanto que quiero hacer el amor diario contigo, pero
claro, también entiendo que si tú no quieres entonces yo podría buscar a otra
mujer, así que mejor cuídame, porque bueno, yo como hombre tengo necesidades”.
Dentro del
pacto patriarcal, aquel que hacen los hombres por hermandad, también está
implícita la violencia hacia nosotras, por ejemplo, los líderes religiosos que
obligan a la mujer a someterse a su marido y hacer lo que él diga. Ejemplo:
“Hermana, recuerda que este hombre te lo dio Dios, sí borracho, sí un
poquito grosero, no obstante es hombre y ellos así son. Tu deber es quererlo, cuidarlo
y orar mucho por él para que Dios le quite ese vicio porque él es tu cruz”.
“Recuerden hermanas que su marido es la cabeza del hogar, por ello, las
hermanitas que trabajan deben darle su sueldo íntegro para que su marido lo
administre, porque a él le dio Dios la facultad de dirigir el hogar”.
“Mujeres, recuerden que ustedes salieron de las costillas de sus
maridos, no deben aspirar a estar encima de él, ustedes están para apoyarlos y
sostenerlos en las situaciones difíciles porque eso es lo que hacen las
princesas de Dios, a Nuestro Señor no le gustan las mujeres rebeldes”.
Ahora,
un ejemplo de violencia económica:
“Mi amor, para qué quieres trabajar si yo te doy todo, nada te falta,
además yo soy el hombre, el que debe proveer. Tú quédate aquí en casa, para qué
sales, cuida a nuestros hijos y yo me encargo de todo lo material, pero tú no
vayas a trabajar”.
Te pongo un ejemplo de ridiculización:
“Mi mujer está
loca, siempre quiere saber dónde estoy, por eso le digo a los chavos que no se
casen porque es ir directo al infierno”.
“Llegamos
tarde porque ya ven como es mi vieja, fue al salón a arreglarse pero lo
encontró cerrado”
Por último,
un ejemplo de control:
“Es que quiero que comprendas que
te amo tanto que no soporto verte con ese amigo, porque siento que te pierdo y
si te pierdo, me muero, por favor, ya no le hables”.
“Bueno, sí te ves linda con ese
vestido, pero se me hace muy atrevido para ir a la fiesta, mejor cámbiate, te
espero, yo no tengo problema, te lo digo porque te amo y no quiero que te
falten al respeto”.
Con ese tipo
de frases, claro que hay muchas más, podrás darte cuenta si tu pareja te
violenta, te controla o somete. Al iniciar con el análisis de estas
situaciones, resulta muy doloroso darnos cuenta y aceptar que somos violentadas
por el hombre/persona que dice amarnos o bien, darnos cuenta de que el entorno en
el que nos hemos desarrollado, nos ha mentido todo el tiempo; sin embargo, este
dolor podría ser el inicio de una vida libre de violencia.
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